Hablando de nostalgia…
- Luis Piedra-Cueva
- 23 ago 2024
- 3 Min. de lectura

La semana pasada, Volkswagen Uruguay concretó dos jornadas bajo la consigna VW Brand Lover Experience, tanto para lanzar el nuevo T-Cross y exhibir parte de la historia de la marca, como para probar la gama de la marca, incluyendo la nueva generación de la histórica Kombi.
Fue una de las más grandes fiestas de lanzamiento registradas en nuestro país, con una enorme concurrencia de invitados llegados de distintos países de la región.
Además de la principal novedad, centrada en la llegada del nuevo modelo, hubo otros aspectos bien interesantes relacionados con la historia de la marca.
En particular, el que me cabe mencionar ante la llegada de una nueva edición de la tradicional Fiesta de la Nostalgia, es el relacionado con la presencia de la nueva Kombi.
Durante la instancia formal del Antel Arena, en un sector donde también se encontraba un histórico Escarabajo, lado a lado se colocó una versión vidriada del modelo de los años 60 junto a la que se considera como la evolución actual, denominada ID Buzz.

Pero un par de días después, en la segunda instancia del evento desarrollada en el autódromo de El Pinar, la propuesta de probar todos los modelos que actualmente integran la oferta de Volkswagen en nuestro mercado incluyó la posibilidad de subirnos a esta Kombi de la actualidad.
Para quien fue usuario de la “vieja señora”, allá por los 80 cuando la marca recién desembarcaba en Argentina, y aún más atrás en el tiempo con una extraña y poco común camioneta en Uruguay denominada Tempo Matador (antecedente más próximo de la Kombi), era innegable cierto grado de emotividad ante la presencia de esta brutal evolución.
Que desapareció rápidamente, casi que al mismo tiempo que se abrían las puertas laterales corredizas y eléctricas y se descubría un universo interior repleto de lujo, refinamiento y tecnología.

Para hablar de la Tempo modelo 1951, se trataba de una camioneta sin mucha relación entre las dimensiones de la caja de carga, con respecto a la potencia y la capacidad de su estructura. Con un diseño bastante extraño, dentro de la cabina se encontraba el icónico motor Volkswagen 1300, enfriado por el aire que ingresaba a través de unas rejillas laterales ubicadas a ambos lados de la carrocería.

Conceptualmente inconcebible en la actualidad, el tanque de combustible estaba exactamente en el frontal, debajo de la carcaza que daba forma a la pequeña trompa.
Si bien la estructura del chasis se basaba en largueros de tubos metálicos, el resto de la mecánica no estaba preparada para soportar mucho peso, comenzando por aquellas primeras generaciones de la tracción delantera. Utilizaba un sistema de dados, de los que naturalmente no había repuestos, y que padecían un desgaste bastante frecuente que requerían de los servicios del tornero para su reparación.
Por lo demás, todo el instrumental y la cabina eran absolutamente espartanos con apenas los indicadores necesarios como el amperímetro, manómetro y velocímetro.
Estilo presente en las generaciones posteriores de la Kombi propiamente dicha, ya varias décadas después. Sumaba la radio, y el sistema de calefacción por todo lujo. En el caso del furgón, con el motor trasero y aislado solamente por la chapa que lo separaba del habitáculo, su sonido pasaba en gran parte hacia el interior, sobre todo en ruta y a revoluciones más altas.
Hablando de ruta, la falta total de aerodinamia la condicionaba por completo cuando soplaba viento de frente.

Queda claro entonces que esta ID Buzz de la actualidad, está en las antípodas de aquellas “guerreras” de antaño, nobles y sufridas, compañeras de viajes y de muchas horas de trabajo. Para empezar, la propulsión eléctrica, con baterías modulares de última generación, ya indica una gran transformación.
Pero a ello se suma una concepción tecnológica de última generación, con todo tipos de asistentes a la conducción que llegan incluso a niveles iniciales de conducción autónoma, con mantenimiento de carril, frenado autónomo, etc.

A ello se suma el lujo de su interior. Ambas puertas laterales son corredizas y con apertura eléctrica, materiales refinados para los tapizados, reposabrazos en todos los asientos, con ajustes eléctricos, pantalla de 10”, volante multifunción, etc.
No hay dudas de que fue una hermosa experiencia dar unas vueltas con esta nueva generación sobre la pista de El Pinar, en modo paseo, claro está. Pero cuesta mucho asociar esta evolución con las generaciones iniciales de la Kombi.

De todos modos, termina resultando un buen pretexto para repasar con nostalgia aquellas vivencias de tiempos pasados en una época tecnológica de antaño, conceptualmente inviable en la actualidad, pero que sirvieron de base a los vehículos que hoy tenemos la posibilidad de disfrutar.
Con la vieja Tempo del 51, aprendí a manejar todavía siendo un niño que recién entraba al liceo. Y en la Kombi, fueron muchos kilómetros de repartos en Rosario y ciudades aledañas, incluyendo viajes familiares de paseos inolvidables. Sobradas razones para hablar de nostalgias.















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