Utilitarios eléctricos en Uruguay: pueden ser hasta 10 veces más baratos
- Comunicación de Prensa
- 14 jul
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Tomando en cuenta solamente el gasto de combustible, apenas uno de los aspectos que determinan la diferencia entre ambas propulsiones, un camión liviano que recorre 100 km por día gasta unos $ 1.800 mensuales en electricidad, frente a los más de $ 22.000 si se trata de un motor a gasoil.
En 2024 se vendieron más de 200 vehículos utilitarios eléctricos en Uruguay, un 400% de crecimiento respecto del año anterior. La lectura: la electrificación de las flotas comerciales es una decisión estratégica impulsada por la rentabilidad, además de una apuesta ambiental. El costo operativo de furgones, vans y camiones livianos eléctricos puede ser hasta diez veces menor que sus equivalentes diésel, producto del menor gasto en energía y mantenimiento.
Las razones para electrificar una flota utilitaria son múltiples: primero, implica un ahorro en costos operativos. Un utilitario eléctrico puede reducir más del 90% del costo por kilómetro recorrido, si se lo compara con uno a diésel. Por ejemplo, un camión liviano que recorre 100 km diarios gasta unos $ 1.800 mensuales en electricidad, frente a más de $ 22.000 en gasoil.
En segundo lugar, el mantenimiento es más simple y económico. No son necesarios los cambios de aceite, filtros, correas ni una infinidad de partes que deben ser reemplazadas en los motores diésel periódicamente o a lo largo de su vida útil. El mantenimiento se reduce hasta en un 70%. También se reducen drásticamente las veces que el vehículo se detiene por mantenimiento y el tiempo de permanencia en taller.
Además existen incentivos fiscales, como la exoneración del IMESI y de aranceles de importación, patente bonificada al 50% y beneficios gubernamentales específicos como el Plan Subite Carga impulsado por la DNI que hace una devolución inmediata de USD 3.000 a los vehículos eléctricos de carga.
También tienen peso las implicancias ambientales vinculadas a la reducción de emisiones.
Que la flota de una empresa sea “cero emisiones locales” es una ventaja cada vez más valorada por consumidores y clientes con compromisos ambientales y políticas de sostenibilidad.
Al ser un utilitario eléctrico, permite registrar de forma sistemática datos como los kilómetros recorridos, horas de uso, consumo energético y tiempos de recarga. Esta trazabilidad no sólo mejora la gestión de la flota, sino que permite optimizar la estrategia operativa para reducir costos y maximizar el rendimiento.
Si hablamos de confort, los vehículos eléctricos ofrecen una experiencia de conducción más cómoda y menos ruidosa, lo que contribuye a reducir el estrés diario al que están sometidos los choferes. Dejar de hacer cientos de cambios de marcha durante la jornada laboral disminuye el cansancio y la probabilidad de problemas físicos de columna y articulaciones.
Utilizar vehículos eléctricos es una clara señal de compromiso ambiental y responsabilidad social, aspectos cada vez más valorados por consumidores conscientes. Este cambio mejora la imagen y reputación de la empresa y puede atraer a clientes que priorizan la sostenibilidad en sus decisiones de compra. Además, al posicionarse como un innovador tecnológico, la empresa diferencia su marca en un mercado competitivo.
Empresas de distribución, logística urbana, mensajería, servicios técnicos, supermercados y hasta el transporte de pasajeros ya están incorporando modelos eléctricos a sus flotas. En muchos casos, se combinan con paneles solares en los depósitos para aprovechar al máximo la energía limpia.
Guillermo Novelli, director de Mobility - empresa especializada en vehículos eléctricos - lo resume con claridad: “un utilitario eléctrico representa una ventaja competitiva. Las empresas que los adoptan no solo reducen costos, también muestran liderazgo en sostenibilidad. En cinco años, quien no tenga flota eléctrica va a quedar rezagado por falta de competitividad”.
Con esa visión, Mobility proyecta duplicar sus ventas de camiones eléctricos hacia fines de 2025, consolidándose como uno de los principales impulsores de la electrificación de flotas comerciales en Uruguay.
El precio de entrada podría ser un obstáculo, aunque cada vez menor: hoy se puede adquirir un utilitario eléctrico desde USD 27.000, y muchos bancos ofrecen líneas de financiamiento específicas. Además, el uso intensivo hace que el período de amortización sea cada vez más corto.
Entonces, ¿vale la pena electrificar una flota en Uruguay?
Todo indica que sí. Para usos intensivos, como los que requieren los vehículos utilitarios, la movilidad eléctrica no solo es viable: es rentable. El costo total de propiedad en un plazo de 2 a 3 años resulta inferior al de un vehículo diésel, y la estabilidad del costo energético brinda una previsibilidad valiosa en un contexto internacional incierto de precios volátiles.
Pero en Uruguay, además, esa electricidad es en su mayoría renovable: más del 94% de la matriz energética nacional proviene de fuentes limpias, lo que convierte al país en un referente global en transición energética. Esta ventaja estructural potencia aún más la competitividad de las flotas eléctricas, alimentadas por energía local, limpia y estable.
En este escenario, electrificar no es solo una decisión ecológica: es una jugada estratégica. Uruguay ofrece condiciones concretas y atractivas - incentivos fiscales, infraestructura de carga y una oferta creciente de modelos - que hacen posible dar el salto.
Para muchas empresas, el cambio de matriz energética no es una promesa futura: es una oportunidad real que ya está en marcha.
Comunicación Mobility
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